Con un importante hall de ingreso vidriado, que deja caer las estrellas sobre el pasajero, se ingresa a esta casa de dos plantas y un altillo, de 110 m2, apta para una pareja y hasta cuatro hijos.

La casa de el abedul, referencia al hermoso árbol que acaricia una de sus paredes y que obligó a una construcción que lo resguardara, tiene a pesar de su magnitud una gran calidez que se afirma en la iluminación, el mobiliario, la decoración y sobre todo en los pisos, revestimientos y aberturas de madera que dominan sus distintos ámbitos.